Difamar puede tener efectos devastadores en la vida personal y profesional de un individuo. Las opiniones expresadas sobre terceros que tengan el potencial de dañar su reputación pueden desencadenar acciones legales costosas. Si tomamos en cuenta que en la actualidad a diario ocurren millones de interacciones en redes sociales sobre temas controversiales y entre personalidades confrontativas, podemos deducir que nos encontramos en terreno extremadamente fértil para el surgimiento de conflictos legales por difamación.
¿Qué considera Canadá como difamación?
A pesar de que la Carta Canadiense de Derechos y Libertades (Canadian Charter of Rights and Freedoms) garantiza el derecho de expresión, este se encuentra sujeto a límites que la misma ley considera como razonables.
El Código Penal de Canadá (Criminal Code of Canada) señala que se está en el supuesto de difamación cuando una declaración con el potencial de dañar la reputación de una persona por exponerla al odio, desprecio o el ridículo, o por ser esta su intención de origen, es publicada sin justificación o excluyente legal.
La difamación se puede perseguir en el ámbito penal o en de manera civil entre las partes.
En la Columbia Británica se hace la distinción entre difamación hecha de forma escrita y verbal. A la difamación realizada en un medio del que exista registro permanente, como puede ser un correo electrónico, un artículo en un periódico o una publicación en redes sociales, se le conoce como “libel”. Por otro lado, la difamación que carece de un registro permanente es una simple calumnia y se le conoce como “slander”.
Redes Sociales
La sensación de anonimato e impunidad que surge al interactuar con extraños a través de las cuentas de redes sociales ha fomentado la proliferación de trolls y huestes que intimidan mediante del teclado.
Es importante ser prudente con lo que decimos y con la manera en la que nos expresamos de otros en Facebook, Instagram, Twitter, Whatsapp o cualquier otra red social, pues lo expresado puede ser recopilado y posteriormente utilizado con fines legales con costosas consecuencias. Quien sin caer en el excluyente legal realiza un acto difamatorio podrá ser sancionado sin importar que haya tenido, o no, la intención de hacerle daño a otro.
Dentro de las excluyentes al supuesto de difamación se encuentra probar que lo dicho es sustancialmente verdad
Una defensa válida ante la acción por difamación requiere que el acusado demuestre que lo considerado como la esencia de la expresión difamatoria es cierta. La defensa tendrá éxito siempre que el acusado pueda demostrar que la expresión difamatoria fue “sustancialmente cierta”, y no “simplemente cierta”.
Las publicaciones maliciosas en las redes sociales pueden afectar fácilmente una reputación que tomó tiempo y esfuerzo construir. Si usted ha sido atacado injustamente y considera ser víctima de difamación, es importante actuar rápidamente y recopilar pruebas para protegerse. Cree pantallas de impresión de dichas publicaciones y obtenga la mayor cantidad de información posible de las personas que las publicaron.
¿Usted ha publicado declaraciones difamatorias en las redes sociales?
Como se expuso al comienzo del artículo, todos tenemos la libertad de expresarnos. Sin embargo, nuestra libertad termina donde comienza la libertad de los otros. Podemos ser libres de decir lo que queramos, pero el ejercitar dicha libertad sin prudencia puede resultar muy caro al enfrentar un proceso legal.
El detalle se encuentra en la forma en la que una persona comenta o se expresa en las redes sociales. Un caso muy común es cuando alguien pide una recomendación en redes sociales sobre los servicios profesionales de algún individuo. Si hace un comentario difamatorio sobre dicha persona y resulta que simplemente no le agrada y que jamás ha trabajado con ese individuo, es posible que esté dañando su reputación y que su declaración carezca de defensa jurídica.
De existir algún problema con un prestador de servicios, lo mejor es notificar al organismo regulador correspondiente. Esto se aplica a médicos, abogados, contadores, consultores de inmigración y cualquier otro profesional regulado en Canadá. Siempre será mejor no correr riesgos innecesarios y evitar la publicación de comentarios difamatorios.
Se considera una infracción a la ley publicar o publicitar que una persona le debe dinero. Lo recomendable es perseguir una acción legal, incrementando así su posibilidad de ser reembolsado exitosamente.
Cada acción genera consecuencias. Si sus comentarios dañan la reputación de otro le puede salir caro.